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5’10 min
En bestiari observamos una gran ciudad donde toda presencia humana es únicamente una reminiscencia arquitectónica y simbólica. Asociamos estos símbolos y el paisaje urbano necesariamente a una presencia humana, pero ahora ésta es enfatizada precisamente por su ausencia. Sin embargo éste espacio no está vacío, si no que es habitado por lo ‚otro‘ por las bestias. En nuestra cabeza aparecen de pronto ecos apocalípticos, como si se tratara de un paisaje de postguerra o el resultado de un colapso… imágenes que nos resuenan familiares a través del imaginario del cine o de los mass media. Sin embargo lo que vemos es la vida, sin ningún signo de destrucción… la vida que toma otras formas y establece una continuidad.
Esta substitución de lo humano nos lleva a la pregunta sobre la relación con el otro, con lo que nos es alieno, con la ‚bestia‘… La naturaleza deja de ser un elemento contenido, y fluye ahora dentro del espacio humano evocando también la posibilidad de su finitud…